Contaminación acústica: protegiendo nuestros oídos


El martes pasado quedé atrapa en una tremenda congestión vehicular ocasionada por una camioneta que se averió en medio de la pista, impidiendo el paso normal de los vehículos. La demora era soportable, el calor también, sin embargo lo que resultó imposible de aguantar fueron las bocinas de los imprudentes choferes, que aún dándose cuenta de lo que ocurría no paraban de sonar. Terminé con un tremendo dolor de cabeza.

Por lo general vivimos preocupados por la contaminación que afecta al medio ambiente dañando mares, ríos, suelos y la atmósfera misma y no le hacemos mucho caso a una contaminación que incide negativamente en la calidad de vida de las personas: la contaminación acústica.

De qué estamos hablando, del conjunto de sonidos ambientales nocivos que recibe el oído producto de las situaciones relacionadas con las actividades humanas como el transporte, la construcción de edificios y obras públicas, la industria, e inclusive la música alta, entre otras. En estos casos, el ruido se convierte en un factor contaminante con efectos perjudiciales para nuestra salud, tanto a nivel fisiológico como también psicológico.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera los 50 dB (decibeles) como el límite superior deseable. Si se sobrepasa esta cifra, corremos el riesgo de sufrir una disminución importante de la capacidad auditiva. Una exposición prolongada a una fuente de ruido puede producir sordera, perforaciones en el tímpano, desplazamiento temporal del umbral de audición y el desplazamiento permanente del umbral de audición.

Además del efecto sobre la audición, también puede provocar otros muchos efectos fisiológicos que afectan al sistema cardiovascular, respiratorio y digestivo (gastritis, colitis), así como problemas psicológicos bastante perjudiciales para la salud (depresión, ansiedad, estrés, insomnio, capacidad de atención y concentración).

Entonces, seamos más responsables y evitemos producir ruidos que afecten y perturben a los demás. De esta manera, estaremos contribuyendo a proteger la salud física y mental de la población, mejorando la calidad de vida y promoviendo el desarrollo sostenible.

La buena vibra de hoy es: "Los pueblos son grandes, no por el tamaño de su territorio, ni por el número de sus habitantes. Ellos son grandes, cuando sus hombres tienen conciencia cívica y fuerza moral suficiente, que los haga dignos de civilización y cultura." (Víctor Hugo)

Cómo ahorrar agua en el hogar


El pasado 22 de marzo se celebró el día mundial del Agua, un invalorable recurso que la madre naturaleza nos ha regalado y que definitivamente no sabemos apreciar.

Y es que llamamos la atención de las autoridades para que tomen conciencia sobre el derroche y mal uso de nuestros recursos naturales a través de pronunciamientos, grupos en facebook, marchas, etc., esperando que sean solo “ellos” los llamados a tomar cartas en el asunto, cuando podemos empezar desde casa por una acción muy sencilla pero a la vez muy valiosa: ahorrar nuestro consumo de agua.

¿De qué forma? No sólo verificando que no haya fugas o llaves malogradas sino reduciendo nuestro consumo de una manera responsable.

Tener el caño abierto consume 12 litros de agua por minuto, tomar una ducha representa aproximadamente 30 a 60 litros de agua, ahora si tenemos tina este consumo se incrementa de 120 a 200 litros, usar la lavadora representa un aproximado de 80 litros de agua y en algo tan simple como lavarnos las manos gastamos entre 5 y 10 litros. Según representantes de Sedapal, el consumo por persona debe ser de 150 litros diarios, imagínense cuán lejos estamos de esa cifra.

Utilizar un vaso al momento de cepillarnos los dientes y así evitar dejar correr el agua, usar un recipiente para lavar las frutas y verduras, emplear para el lavado de la ropa los enjuagues que ahorran agua, regular la presión de los aparatos sanitarios, son algunas de las medidas que podemos aplicar para reducir nuestro consumo de agua hasta en un 40%.

Usar el agua de manera racional es una obligación que nos corresponde a todos, así estaremos contribuyendo con nuestro planeta y asegurando una vida sana a las futuras generaciones.

La buena vibra de hoy es: Siempre ten presente que contra cada padecimiento crece una planta. (Paracelso)
 

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