Reírse, la mejor de las terapias


Qué duda cabe. Después de reír a carcajadas uno se siente relajado y por supuesto feliz. La risa es un remedio efectivo, gratis y además contagioso, saludable para el cuerpo y también para el alma.

La risa influye positivamente sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario, convirtiéndose en la mejor fuente de endorfinas, llamadas también “hormonas de la felicidad”, eliminando la depresión y eliminando el estrés.

Con una simple sonrisa nuestro cuerpo comienza a segregar endorfinas, especialmente encefalinas, que tienen la capacidad de aliviar el dolor, además de enviar mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias.

Una buena carcajada hace trabajar aproximadamente 400 músculos estimulando casi todos nuestros órganos. También resulta el mejor de los masajes, esto debido al efecto vibratorio producido por los espasmos del diafragma, además de generar una sana fatiga que elimina el insomnio. Como si fuera poco, reírse nos ayuda a adelgazar reactivando nuestro sistema linfático.

La carcajada lubrica y limpia los ojos, despeja la nariz y el oído. Mejora la respiración y aumenta la oxigenación, haciendo que ingrese el doble de aire a nuestros pulmones. Asimismo, nos rejuvenece pues al reírnos se estiran y estimulan los músculos de la cara, además de brindarnos un efecto tonificante y antiarrugas.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, le atribuía a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, teoría que ha quedado demostrada al descubrir que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír.

En términos de salud, cinco minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio ligero y veinte segundos de carcajadas equivalen cardiovascularmente a tres minutos en una máquina de ejercicios. Entonces, ¿qué esperas para reír?

La buena vibra de hoy es: El día peor empleado es aquel en que no se ha reído. Chamfort.

Sal Solcito y alúmbrame un poquito


Aunque la temporada veraniega comenzó un poco tímida, parece que ahora sí el “astro rey” llegó con fuerza, momento para detenernos a pensar sobre la utilidad y riesgos de la exposición al Sol.

Los días soleados nos ayudan a mantener una actitud positiva y activa ante la vida, la energía del sol es muy necesaria para que nuestro organismo desarrolle vitamina D, y de esta manera evitar alteraciones en el sistema óseo y la tan temida osteoporosis.

Por otro lado, a quién no le gusta lucir en verano un lindo bronceado, lamentablemente, no siempre es lo más saludable para la piel. A propósito de mi visita al dermatólogo a raíz que me salieron unas manchas en la piel, me dio una serie de recomendaciones que comparto con ustedes:

· La primera es no abusar de la exposición al Sol, y menos de los métodos artificiales de bronceado, pues ambas prácticas implican grandes riesgos.
· Hay que evitar exponernos al Sol en las horas de mayor intensidad (12:00 a 14:00).
· Usemos lentes de sol con cristales que filtren entre el 50 y 90% de radiación solar.
· Es indispensable utilizar protector solar; hay que aplicarlo 30 minutos antes de exponernos al Sol y volver a colocarlo cada dos horas. Lo más recomendable es usar uno con factor de protección solar mínimo de 15.
· Aún el día no esté muy despejado, hay que usar protección solar pues de todos modos llega parte de la radiación ultravioleta.
· El bronceado ideal se logra en varias sesiones, no en un solo día.
· No utilizar bloqueadores que causen irritación.

· Finalmente, luego de la exposición al Sol, hay que beber mucha agua (no muy fría) y aplicar cremas hidratantes en la piel. También se puede consumir cítricos, ya que contienen vitamina C, así como alimentos con vitaminas A y D (zanahoria, espinaca, durazno, brócoli, hígado y lácteos), pues estas sustancias ayudan a evitar el envejecimiento.

La buena vibra de hoy es: Disfruten de un día de playa, lleno de Sol, mar, arena y sobre todo energías positivas.

Encontrando el equilibrio entre el cuerpo y la mente


Como siempre, ando en busca de métodos naturales que me mantengan relajada y sobretodo me ayuden a manejar la tensión cotidiana. Encontré uno muy eficaz: el Shiatsu.

El Shiatsu (palabra japonesa Shi=dedo y atsu=presión), es un tipo de masaje por presión que combate el desequilibrio del cuerpo y el espíritu combinando las técnicas tradicionales y conocimientos fisiológicos y anatómicos de la medicina occidental.

Actúa con una suave presión sobre determinados puntos del cuerpo, principalmente en ambos lados de la columna vertebral. Su objetivo es reequilibrar el flujo de energía vital en nuestro organismo y de esta manera devolverle toda su vitalidad.

Su principio se basa en la energía vital, la misma que circula en el cuerpo a través de meridianos o canales de energía en los cuales se puede actuar sobre puntos precisos, para desbloquear o fortalecer el flujo de energía.

El Shiatsu, a diferencia de un simple masaje, diagnostica a la persona en su integridad, situándola en el contexto de su vida, sus relaciones, su trabajo, sus miedos y aspiraciones, aficiones, idiosincrasia, el equilibrio de sus elementos y sus energías heredadas.

De allí la importancia de elegir a una persona experimentada pues un principiante del Shiatsu, incluso uno con mucha intuición y empatía, no tiene la experiencia suficiente para hacer un diagnóstico preciso, identificando los puntos y diferentes técnicas energéticas, por lo tanto no nos podrá brindar los innumerables beneficios que el Shiatsu puede ofrecernos.

La semana pasada recibí mi primera sesión. Me sentí súper cómoda y salí totalmente renovada, les recomiendo experimentar las bondades de este increíble masaje japonés, no se arrepentirán.

La buena vibra de hoy es: Aprender sin reflexionar es malgastar la energía. (Confucio)

Una caminata relajante


El fin de semana pasado me animé a ir a la playa. Tomé mi bolso, metí mi protector solar, una botella de agua bien heladita, lentes de sol, un sombrero bastante coqueto que me regaló mi hermana y enrumbé hacia el Sur.

Es cierto que no hacía un sol esplendoroso, sin embargo decidí escaparme del estrés capitalino en busca de relax y de paso poner en práctica uno de mis ejercicios favoritos: caminar por la playa. Y es que hacerlo en verdad es súper saludable y además relajante. Es un excelente ejercicio que mejora la circulación sanguínea debido al contacto directo de nuestros pies con elementos minerales.

Muchos de los nervios principales que controlan las funciones vitales de nuestro cuerpo se encuentran en la planta de los pies y pueden favorecer males como la cefalea (dolor de cabeza), o la tan temida depresión.

Asimismo, los músculos trabajados durante la caminata realizan un mayor esfuerzo debido a lo irregular del terreno (la arena de playa), además el yodo y otros elementos minerales que se encuentran en el agua del mar ayudan a tonificar nuestros músculos e hidratar nuestra piel.

Ahora, si lo que deseas es mejorar considerablemente tu estado físico, puedes caminar por el mar con el agua a la altura de los muslos, levantando las rodillas, tonifica excelentemente los glúteos y los muslos.

Debes tener en cuenta que existe diferencia entre la arena mojada y la seca. Si recién decides comenzar con tus caminatas playeras te conviene empezar por la arena mojada y a medida que mejores tu estado físico continuar por la arena seca, que es menos estable y por ello implica mayor esfuerzo al caminar.

Mi caminata a orillas del mar estuvo genial. Elegí hacerla antes del mediodía para evitar cualquier golpe de calor y en verdad me sentí revitalizada. No dejen pasar la oportunidad de andar por la playa pues es súper relajante y además saludable.

La buena vibra de hoy es: "Hasta la más larga caminata empieza por un pequeño paso" (Confucio).

 

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