Cuida tu planeta, deja de fumar


Esta semana, y luego de haber permanecido invicto un año y cuatro meses, mi amigo Jaime cayó nuevamente en las garras de ese temible enemigo que siempre nos ronda con su humeante olor, invitándonos a probarlo para luego no dejarlo: el cigarrillo.

Todos sabemos, incluido mi amigo Jaime, que fumar es dañino para la salud, no en vano el tabaco constituye la primera causa de muerte evitable y es la única droga legal que mata a entre un tercio y la mitad de quienes la consumen, estadísticas realmente escalofriantes.

Pero parece que eso no es suficiente para que deje de fumar, entonces he decido apelar a un nuevo argumento: su responsabilidad como agente contaminante. Y es que los filtros del cigarrillo (las colillas) representan la mayor causa de basura en el mundo. Están hechos de acetato y no son biodegradables, por lo tanto, permanecen durante una gran cantidad de años en el ambiente.

Al arrojar una colilla al suelo, lo más probable es que ésta sea arrastrada en algún momento por las lluvias hasta la fuente de agua más cercana, en donde desprende sus químicos. La nicotina y el alquitrán de solo un cigarrillo pueden contaminar hasta 50 litros de agua. Imagínense el daño que pueden causar al ecosistema y la calidad del agua millones de colillas de cigarrillos.

Aunque para ser justa, la grave contaminación causada por el cigarrillo no es sólo culpa de los fumadores. El cultivo de tabaco también causa graves problemas ambientales debido a que se suele quemar madera como combustible para curar las hojas. La madera, por su parte, se usa para construir los graneros donde se realiza dicha cura. Se calcula que la industria tabacalera tala cerca de 200.000 hectáreas de bosques al año.

Solo en el año 1995 la industria tabacalera produjo 2,3 mil millones de kilogramos anuales de desechos como resultante de sus procesos de producción y otros 209 millones de kilos de desechos químicos. Todo esto sin contar la basura causada por las colillas de los cigarrillos.

Finalmente, confío que luego de leer este post, mi amigo Jaime reflexione al momento de prender su próximo cigarrillo y recuerde que no sólo está dañando su cuerpo, sino también el planeta. Estoy segura que voluntad le sobra, compromiso también.

La buena vibra de hoy es: La fuerza no proviene de la capacidad física sino de una voluntad indomable. (Mahatma Gandhi)

Contaminación acústica: protegiendo nuestros oídos


El martes pasado quedé atrapa en una tremenda congestión vehicular ocasionada por una camioneta que se averió en medio de la pista, impidiendo el paso normal de los vehículos. La demora era soportable, el calor también, sin embargo lo que resultó imposible de aguantar fueron las bocinas de los imprudentes choferes, que aún dándose cuenta de lo que ocurría no paraban de sonar. Terminé con un tremendo dolor de cabeza.

Por lo general vivimos preocupados por la contaminación que afecta al medio ambiente dañando mares, ríos, suelos y la atmósfera misma y no le hacemos mucho caso a una contaminación que incide negativamente en la calidad de vida de las personas: la contaminación acústica.

De qué estamos hablando, del conjunto de sonidos ambientales nocivos que recibe el oído producto de las situaciones relacionadas con las actividades humanas como el transporte, la construcción de edificios y obras públicas, la industria, e inclusive la música alta, entre otras. En estos casos, el ruido se convierte en un factor contaminante con efectos perjudiciales para nuestra salud, tanto a nivel fisiológico como también psicológico.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera los 50 dB (decibeles) como el límite superior deseable. Si se sobrepasa esta cifra, corremos el riesgo de sufrir una disminución importante de la capacidad auditiva. Una exposición prolongada a una fuente de ruido puede producir sordera, perforaciones en el tímpano, desplazamiento temporal del umbral de audición y el desplazamiento permanente del umbral de audición.

Además del efecto sobre la audición, también puede provocar otros muchos efectos fisiológicos que afectan al sistema cardiovascular, respiratorio y digestivo (gastritis, colitis), así como problemas psicológicos bastante perjudiciales para la salud (depresión, ansiedad, estrés, insomnio, capacidad de atención y concentración).

Entonces, seamos más responsables y evitemos producir ruidos que afecten y perturben a los demás. De esta manera, estaremos contribuyendo a proteger la salud física y mental de la población, mejorando la calidad de vida y promoviendo el desarrollo sostenible.

La buena vibra de hoy es: "Los pueblos son grandes, no por el tamaño de su territorio, ni por el número de sus habitantes. Ellos son grandes, cuando sus hombres tienen conciencia cívica y fuerza moral suficiente, que los haga dignos de civilización y cultura." (Víctor Hugo)

Cómo ahorrar agua en el hogar


El pasado 22 de marzo se celebró el día mundial del Agua, un invalorable recurso que la madre naturaleza nos ha regalado y que definitivamente no sabemos apreciar.

Y es que llamamos la atención de las autoridades para que tomen conciencia sobre el derroche y mal uso de nuestros recursos naturales a través de pronunciamientos, grupos en facebook, marchas, etc., esperando que sean solo “ellos” los llamados a tomar cartas en el asunto, cuando podemos empezar desde casa por una acción muy sencilla pero a la vez muy valiosa: ahorrar nuestro consumo de agua.

¿De qué forma? No sólo verificando que no haya fugas o llaves malogradas sino reduciendo nuestro consumo de una manera responsable.

Tener el caño abierto consume 12 litros de agua por minuto, tomar una ducha representa aproximadamente 30 a 60 litros de agua, ahora si tenemos tina este consumo se incrementa de 120 a 200 litros, usar la lavadora representa un aproximado de 80 litros de agua y en algo tan simple como lavarnos las manos gastamos entre 5 y 10 litros. Según representantes de Sedapal, el consumo por persona debe ser de 150 litros diarios, imagínense cuán lejos estamos de esa cifra.

Utilizar un vaso al momento de cepillarnos los dientes y así evitar dejar correr el agua, usar un recipiente para lavar las frutas y verduras, emplear para el lavado de la ropa los enjuagues que ahorran agua, regular la presión de los aparatos sanitarios, son algunas de las medidas que podemos aplicar para reducir nuestro consumo de agua hasta en un 40%.

Usar el agua de manera racional es una obligación que nos corresponde a todos, así estaremos contribuyendo con nuestro planeta y asegurando una vida sana a las futuras generaciones.

La buena vibra de hoy es: Siempre ten presente que contra cada padecimiento crece una planta. (Paracelso)

La Hora del Planeta 2010: Apaga la luz, enciende el planeta


Este sábado 27 de marzo a partir de las 8:30 de la noche, tenemos la oportunidad de demostrar nuestro nivel de compromiso con el planeta y unir esfuerzos para llamar la atención del mundo entero.

¿De qué manera? Muy simple, apaguemos durante una hora las luces y artefactos eléctricos de nuestra casa para de esta forma lograr un impacto positivo en la reducción del consumo mundial de energía. Tenemos que ayudar a reducir los efectos del cambio climático y sus graves consecuencias.

Y es que la temperatura del planeta se viene incrementando de manera alarmante. Según estimaciones científicas, el clima puede aumentar en los próximos 50 años entre 0.6 ºC y 2.5 ºC, esto debido a la producción indiscriminada de gases como el dióxido de carbono y el metano (provenientes de la combustión del petróleo, de las industrias, del transporte, entre otros), los mismos que se acumulan en la atmósfera impidiendo que el calor de los rayos solares que entran a la tierra salgan de ésta.

La Hora del Planeta 2010, nos brinda la posibilidad de unirnos a cientos de millones de personas alrededor del mundo y participar del más grande movimiento ambiental que busca crear conciencia sobre la importancia de contribuir en la lucha frente al cambio climático que ya está teniendo un impacto en todas las regiones alrededor del mundo.

Demostremos nuestro compromiso con el cuidado del planeta y la lucha contra el calentamiento global.

La buena vibra de hoy es: “Apaga la luz, enciende el planeta”.

Los generosos filtros verdes de aire


Debemos comenzar por admitir que somos poco conscientes de la manera en que la calidad del aire que respiramos afecta nuestra salud.

Además de los compuestos propios conocidos por todos como el oxígeno, el nitrógeno, hidrógeno, o el carbono, el aire que respiramos puede contener infinidad de partículas en suspensión, muchas de ellas consideradas sustancias tóxicas o perjudiciales a partir de ciertas concentraciones.

Desde materiales de construcción, pinturas y barnices convencionales, productos de limpieza, alfombras y tapicerías sintéticas, podría seguir enumerando la cantidad de objetos que tenemos en nuestra casa contaminando el aire interior, y esto, sin mencionar la poca ventilación natural de muchas viviendas.

El formaldehido (presente en diversas resinas y usado para tratar muchos productos de consumo, incluso bolsas de basura, toallas de papel, base de las alfombras, revestimientos para suelos, adhesivos, etc.), el benceno, el xileno, el tricloroetileno, entre muchos otros compuestos orgánicos volátiles tóxicos, son absorbidos por las hojas de algunas plantas de interior, representando una efectiva y sencilla solución.

Estos generosos filtros verdes ayudan a limpiar el aire de nuestra casa reduciendo la concentración interior de tóxicos presentes. Una de las plantas de interior más habituales es el ficus, especialmente eficaz en la eliminación de formaldehido.

Las más efectivas para eliminar el xileno y tolueno son la palmera areca, la drácena, la diefembaquia y el espatifilo. La cinta, el ficus y el rododendro eliminan el dióxido de carbono del humo del tabaco. La sansevieria libera oxígeno y absorbe dióxido de carbono por la noche.

Está demostrado que las sustancias orgánicas volátiles no dañan a las plantas, sino que alimentan a los microorganismos que viven alrededor de sus raíces, pues están adaptados para metabolizar estos compuestos. En conclusión, las plantas representan un eslabón importantísimo entre el aire y el suelo realizando una extraordinaria labor descontaminadora del aire.

La buena vibra de hoy es: Siempre ten presente que contra cada padecimiento crece una planta. (Paracelso)

Construyendo una casa saludable


Cada vez más personas pueden hacer realidad “el sueño de la casa propia” y es que es innegable que estamos en pleno “boom” de la construcción. Sin embargo, nos preocupa más obtener una linda casa que una que responda a los criterios de habitabilidad deseables.

Por esta razón, me pareció acertado tocar un tema quizás poco conocido pero de suma importancia: la bioconstrucción.

Se trata de una alternativa ecológica de edificación, que intenta respetar el medioambiente, aplicando recursos específicos para aprovechar al máximo la energía solar, además de materiales no contaminantes y energías renovables. Todo esto con el objetivo de lograr viviendas que respondan a las necesidades humanas en condiciones saludables, sostenibles e integradoras.

Puntos como orientación y aprovechamiento de las energías pasivas, estética integrada en el paisaje o arquitectura local, materiales de construcción saludables, confort acústico, consumo energético, calidad de aire, estética y funcionalidad interior (color, luz, espacios y dimensiones), son algunos de los aspectos más importantes que contempla la bioconstrucción.

Lo fundamental en una casa saludable, además de los aspectos técnicos y estéticos, es que le ofrezca a sus habitantes óptimas condiciones de bienestar y salud. Lo mejor de todo es que construirla no tiene por qué resultar más costoso que una casa tradicional.

Sin embargo, mientras sigamos pensando que tener conciencia ecológica solo se trata de una simple moda, no seremos conscientes que el futuro de las próximas generaciones depende de nuestras acciones presentes.

La buena vibra de hoy es: "El auténtico conservacionista es aquel que sabe que el mundo no es una herencia de sus padres, sino un préstamo de su hijos" (J.J. Audubon).

A cuidarse de la contaminación eléctrica


El jueves pasado me llamó mi amiga Carolina para consultarme si conocía a un electricista de confianza. Quería hacerle un mantenimiento a las instalaciones eléctricas de su casa ya que al encender la licuadora sintió una pequeña descarga eléctrica.

Esto me hizo reflexionar acerca de lo poco cuidadosos que somos con este tema y sobre todo lo desinformados que estamos respecto a lo nociva que puede ser la electricidad para nuestra salud.

En verdad, no tenemos ni idea de la cantidad de trastornos que nos puede causar el exceso de electricidad. Desde un inofensivo mareo o dolor de cabeza hasta una crisis asmática, estrés, insomnio e inclusive trastornos degenerativos, pueden ser causados por el hecho de estar expuestos durante horas seguidas a un campo eléctrico.

Y es que en realidad no somos conscientes que estamos rodeados de aparatos eléctricos ni de las interferencias que provoca la electricidad artificial a nivel físico y mental. Lo peor es que la mayoría de veces confundimos los trastornos causados por la contaminación eléctrica con otros síntomas más comunes como por ejemplo una deficiente alimentación y no tratamos el problema de fondo.

Un buen comienzo es revisar el estado de las instalaciones eléctricas de nuestra casa y desenchufar los aparatos eléctricos de los dormitorios como lámparas, aire acondicionado, radio-despertador, etc., antes de acostarnos. Otro paso saludable es desconectar al final del día los interruptores generales.

También pueden instalar un interruptor de desconexión automática (biointerruptor) que desconecta automáticamente la corriente desde la caja general cuando se apagan las luces y se vuelve a conectar automáticamente al encenderlas.

Medidas tan simples como estas pueden brindar inmejorables beneficios a nuestra salud.

La buena vibra de hoy es: "La inconstancia y la impaciencia destruyen los más elevados propósitos" (Confucio).
 

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